Enfermedades periodontales

Enfermedades periodontales

Las enfermedades periodontales son inflamaciones que afectan a las estructuras que protegen al diente y lo sujetan al maxilar. Aunque la caries es la enfermedad dental más conocida, las enfermedades periodontales, gingivitis y periodontitis son más frecuentes en la actualidad.

¿Cuáles son las causas de las enfermedades periodontales?

Están producidas por bacterias que, al encontrarse en un ambiente propicio para su crecimiento y desarrollo, sobrepasan el nivel tolerado por nuestro organismo, con lo que se rompe el equilibrio del ecosistema bucal.

En la boca existen hasta 500 tipos diferentes de bacterias que se pueden depositar sobre la superficie de los dientes y en el surco que hay entre estos y la encía formando la placa bacteriana. Hoy sabemos que ciertas personas pueden heredar la susceptibilidad a padecer periodontitis y también que esta enfermedad se puede transmitir de unas personas a otras si mantienen contacto oral y presentan cierta susceptibilidad.

¿Cuál es la diferencia entre gingivitis y periodontitis?

Son dos momentos diferentes del proceso destructivo de las estructuras de soporte del diente:

Las gingivitis son las enfermedades periodontales en las que sólo enferma la encía y se pueden curar sin secuelas con tratamientos más o menos sencillos.

Las periodontitis se producen cuando, además de la encía, se afectan otras estructuras que intervienen en el soporte dentario (hueso, ligamento periodontal y el cemento de la raíz dentaria). Suelen evolucionar ocasionando secuelas ya que su carácter no es totalmente reversible, pero el tratamiento consigue evitar su progresión y reparar las lesiones sufridas.

Las enfermedades periodontales suelen evolucionar sin dar grandes molestias. Su pronóstico es mejor si se detectan y tratan precozmente.

¿Cuáles son sus síntomas más característicos?

Las enfermedades periodontales generalmente son procesos silenciosos que avanzan lentamente sin provocar grandes molestias, lo que hace creer que se trata de procesos sin importancia. Por otra parte, al progresar tan lentamente, parece que en lugar de una enfermedad se tratara de cambios fisiológicos de la edad.

Sin embargo existen numerosos síntomas que nos pueden ayudar a reconocer la existencia de enfermedad periodontal: sangrado gingival (espontáneo o al cepillado, cuando comemos o dormimos); enrojecimiento,; aumento o disminución del tamaño de la encía; mal sabor o mal olor de boca; aumento de la sensibilidad en los dientes; separación o movilidad progresiva; presencia de pus o pequeños flemones en la encía que desaparecen en pocos días y, en ocasiones, son dolorosos…

De todos ellos, la manifestación más frecuente y precoz suele ser el sangrado gingival, hasta el punto que consideramos que toda envía que sangra es una encía enferma.

Naturalmente, en caso de presentar algún síntoma, es necesario acudir a su dentista o periodoncista para que efectúe el diagnóstico y establezca el tratamiento necesario si fuera pertinente.

¿Cómo pueden prevenirse las enfermedades periodontales?

La mejor manera de mantener una boca sana, sin enfermedades periodontales, es realizar una correcta higiene oral, una dieta adecuada, evitar malos hábitos como el tabaco y visitar al dentista regularmente desde la infancia, para detectar la más mínima alteración y tratarla precozmente.

Hoy día, existen pruebas como la detección de la alteración genética e la interleuquina que se pueden realizar en personas sanas y que nos indican si existe un mayor riesgo de padecer enfermedad periodontal. Sin duda, aparecerán más métodos de diagnóstico sencillos que permitirán clasificar a las personas en función del riesgo de padecer determinadas enfermedades, como las periodontales y comenzar las medidas preventivas desde niños, mejorando su pronóstico a largo plazo.

Si esperamos a que aflore la enfermedad perderemos terreno ante las bacterias enemigas y para evitar una mala evolución, será fundamental someterse a un tratamiento minucioso e iniciar la terapia de control y mantenimiento.