La caries dental, una de las enfermedades más comunes del mundo
La caries dental es mucho más que un simple “agujero en el diente”. Con una prevalencia global que afecta a cerca del 44 % de la población mundial, se considera una de las enfermedades crónicas más extendidas del ser humano. Su impacto no es únicamente clínico: también afecta a la calidad de vida, genera costes personales y sociales, y tiene una mayor incidencia en los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Aunque muchas veces se asocia únicamente al consumo de azúcar, la realidad es mucho más compleja. Prevenir la caries implica entender sus múltiples causas, y actuar desde un enfoque integral que abarque la dieta, la higiene, el entorno y hasta la genética.
¿Qué causa realmente la caries dental?
La caries es una enfermedad infecciosa y transmisible, causada por un desequilibrio en la microbiota oral. Aunque las bacterias cariogénicas, como Streptococcus mutans, son las responsables directas, su acción depende de diversos factores:
- Presencia de bacterias acidogénicas capaces de fermentar azúcares y generar ácidos que desmineralizan el esmalte.
- Consumo frecuente de azúcares refinados, el principal combustible de estas bacterias.
- Flujo y calidad de la saliva, que actúa como defensa natural. La saliva neutraliza ácidos y remineraliza el esmalte.
- Exposición al flúor, que fortalece el esmalte y reduce la capacidad de las bacterias de producir ácido.
- Higiene oral insuficiente, que permite que la placa bacteriana se acumule y actúe durante más tiempo.
Por tanto, no es el azúcar el único culpable, sino el conjunto de condiciones que crean una “tormenta perfecta” para la aparición de la caries.
¿La caries se transmite? Sí, pero de forma indirecta
Aunque solemos pensar en infecciones como algo que se transmite de forma rápida y evidente, la transmisión de la caries es más sutil. Un recién nacido no tiene bacterias en la boca. Es a través del contacto con sus cuidadores (especialmente la madre, en lo que se conoce como transmisión vertical) cuando empieza a colonizar su cavidad oral.
A partir de la erupción de los primeros dientes, alrededor de los seis meses de edad, las bacterias encuentran superficies donde adherirse y formar biofilms. Si estas bacterias son cariogénicas y coinciden con una dieta rica en azúcares y una higiene deficiente, el riesgo de caries se dispara.
Caries y encías: una relación bidireccional
Aunque la caries y la enfermedad periodontal (enfermedad de las encías) son entidades distintas, comparten múltiples factores de riesgo: mala higiene oral, consumo de azúcares, alteraciones en la saliva, tabaquismo y factores genéticos.
Ambas enfermedades se retroalimentan. Una persona con caries activa suele presentar más acumulación de placa, lo que también puede inflamar las encías. Por otro lado, una encía enferma puede dificultar la correcta higiene, favoreciendo la progresión de lesiones cariosas.
La periodontitis (la fase avanzada de la enfermedad de las encías) es, de hecho, la primera causa de pérdida dental en personas mayores, y puede aparecer incluso alrededor de implantes, como la periimplantitis.
Prevención de caries: un enfoque integral
Prevenir la caries no solo se basa en reducir el consumo de azúcar. Se trata de promover una serie de hábitos saludables:
- Cepillado dental al menos dos veces al día, con dentífrico fluorado.
- Uso de hilo dental o cepillos interdentales.
- Revisiones periódicas con el odontólogo.
- Dieta baja en azúcares simples y rica en alimentos no procesados.
- Hidratación adecuada para estimular la producción de saliva.
- Suplementos de flúor o selladores dentales cuando estén indicados.
- Evitar el consumo excesivo de medicamentos que resequen la boca, como ansiolíticos o antihipertensivos.
Además, es fundamental educar desde la infancia: enseñar hábitos de higiene, fomentar una alimentación saludable y limitar el uso del biberón o chupete con líquidos azucarados.
Conclusión: cuidar tu boca es cuidar tu salud
La caries es una enfermedad prevenible si se entiende como lo que realmente es: una interacción entre microbios, dieta, higiene y factores del huésped. No basta con evitar los dulces; es necesario abordar la prevención de forma integral. Desde la Clínica Bowen, apostamos por una odontología preventiva, educativa y personalizada para ayudarte a mantener tus dientes y encías sanos toda la vida.