Consutas de Odontopediatría

Consutas de Odontopediatría

Algunas dudas recogidas en Odontopediatría.

¿Pueden determinados hábitos, como el uso de chupete o la succión del pulgar, causar alteraciones en los dientes? 

Se encuentra ampliamente probado que la presencia de hábitos como el uso prolongado del chupete o biberón (más allá del año de vida) o, lo que es peor, la succión del pulgar u otros dedos, puede producir alteraciones del crecimiento normal de los maxilares. La eliminación de estos hábitos debe de hacerse lo más temprano posible, de forma que se pueda producir una normalización espontánea de su crecimiento. Si esto no es posible, sería necesario acudir a medios (normalmente aparatología) para subsanar las alteraciones causadas. No hay que olvidar que otros hábitos como la respiración por la boca pueden producir también alteraciones en el crecimiento de los huesos maxilares. En estos casos, es necesario acudir al especialista en otorrinolaringología para diagnosticar y tratar de forma conveniente la causa de este tipo de respiración.

¿Cada cuánto tiempo debe acudir un niño al dentista?

Las revisiones por el odontopediatra cuando no hay problemas de salud dental deben realizarse cada seis meses. Cuando aumenta el índice de riesgo de enfermedad oral, esta periodicidad se reduce entre tres meses y un mes, según la patología del niño. Los niños con fracturas dentarias o algún tipo de aparato en la boca se vigilarán con más frecuencia, pero las pautas siempre las marcará el profesional.

¿Son recomendables las gotas y comprimidos de flúor?

En la actualidad, se viene disminuyendo la recomendación de suplementos de flúor en comprimidos y pastillas, limitándose su prescripción a niños con alto índice de riesgo de caries. Lo ideal es recomendar la utilización de flúor de forma directa, mediante locutorios fluorados diarios, pasta dentífrica o el empleado habitualmente, en aplicaciones tópicas de flúor en el gabinete dental.

¿Es perjudicial dar a los niños chupetes untados en miel o azúcar?

Esta costumbre, desgraciadamente aún arraigada en ciertas familias, resulta muy perjudicial para los dientes temporales. La destrucción que se produce, tanto en los dientes como en las muelas, es rápida y muy agresiva. Tampoco se deben dar alimentos edulcorados en el biberón (incluso zumos de frutas) ni mantenerlo durante horas en la boca del niño ya que podría provocar la llamada ‘caries del biberón’. La corta edad del niño que lo padece y la amplia destrucción de los dientes y molares hace que, en muchas ocasiones, los tratamientos tengan que ser realizados mediante anestesia general. 

¿Tiene alguna influencia la alimentación en la producción de caries?

Las investigaciones actuales han confirmado que prolongar la lactancia materna no produce propensión a tener caries, sobre todo si se añaden las medidas preventivas adecuadas a esta edad. A partir de los seis meses, la alimentación del bebé se diversifica, por lo que se recomienda que la dieta no sea rica en azúcares refinados, evitando los alimentos de consistencia banda y pegajosa. El peor momento para la ingestión de estos alimentos es, sin duda alguna, la noche, de ahí la importancia de que se realice un buen cepillado antes de ir a dormir. A partir de los tres años, comienza la socialización del niño, probablemente no como en casa… Cuidado con las chucherías y chocolates y, por supuesto, no hay que descuidar la higiene dental.